Angelina Gradas

Atlixco. El regreso a clases en el campus de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y de la preparatoria regional Simón Bolívar provoca, como antes de la contingencia sanitaria, la saturación del transporte público que cubre esa ruta.

Los estudiantes cumplen con el uso del cubrebocas al igual que los choferes, algunas de las combis ponen a disposición de los usuarios un dispensador de gel que pocos usan, pero la necesidad de llegar a tiempo a clases saturar las unidades provocando que sea imposible la sana distancia.

Las horas más difíciles sin duda son por la mañana, al mediodía y a la hora de la salida por la tarde. Y aunque esto representa un aliciente para los choferes y permisionarios que por fin empiezan a ver la luz al final del túnel en el sentido económico, no es así para los padres de familia que consideran un riesgo que saturen cada vehículo por ganar más pasaje.

“Es increíble que no hayamos aprendido nada, la combi va llena, no cabe un alfiler más y aún así si le hacen la parada se para, ya es decisión del usuario subirse y entrar empujando o dejarla pasar, pero ellos quieren levantar la mayor cantidad de pasajeros posible”, comentó doña Lupe S. quien tiene un hijo en la preparatoria de la Buap.

Y continuó: “Antes de la pandemia no nos importaba que las combis fueran a reventar, a todos nos urge llegar, pero ahora la autoridad correspondiente debería vigilar que las unidades del transporte cumplan con un porcentaje determinado de pasajeros y ellos que vean si hacen más corridas o a ver que aplican, abusan de la necesidad de los que no tenemos vehículo propio”.

En promedio en una combi caben sentados 13  personas sin respetar distancia, más unos tres parados, es decir 16 gentes; sin embargo en esta semana cada unidad viaja don dos pasajeros más adelante y al menos seis o siete de pie, lo que hace un total 21 aproximadamente.