Angelina B. Gradas

Atlixco. La limpieza de lo que fue el Centro de Reinserción Social (Cereso) regional comenzó hace unos días, esto debido a que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) intervendrá el inmueble para terminar su rescate a cinco años del sismo que lo dejó inservible.

Hasta el momento se desconoce cuándo empezarán oficialmente los trabajos y cuánto se invertirá en esta área contigua al palacio municipal, pero versiones de fuentes cercanas al gobierno indicaron que será esa dependencia federal la que directamente atenderá el caso.

Las puertas del entonces Cereso se cerraron desde la madrugada del 19 de septiembre del 2019, tras el sismo del 17, esto después de que los reos fueron trasladados al penal de San Miguel en la ciudad de Puebla, debido a que el daño estructural en todo el inmueble que abarca el palacio municipal, la cárcel, oficinas de la SEP y una escuela primaria.

Fue hasta dos años después, en el 2019, durante el recién iniciado gobierno de Guillermo Velázquez que las puertas volvieron a abrirse para dar paso a la reconstrucción, la cual lamentablemente fue detenida meses después por el daño a una placa antigua y de importancia histórica para Atlixco.

En aquel junio del 2019 los atlixquenses pudieron conocer a través de los medios de comunicación las lamentables condiciones que prevalecían en aquel lugar que se encontraba con sobre copudo de internos e internas.

Un año y ocho meses después del terremoto, aún se podían apreciar los improvisados cubículos para meter cada vez a más y más internos. En el lugar el olor a humedad era constante.

Pese al tiempo de encierro el olor no desaparecía al igual que la penumbra en la que pagaba su condena, como si fuera una antesala del infierno, más aún en el área de separos, donde el ambiente se sentía denso y pocos de los reporteros se atrevieron a entrar para ver los cientos de leyendas pintarrajeadas en las paredes. Fue la última vez que se abrió, dos años después la sensación es la misma, pareciera como si el dolor, el enojo, la sangre de las víctimas se hubiera impregnado en los muros.