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Atlixco: belicosidad prematura e injustificada del alcalde electo
Por Aquiles Montaño
En octubre próximo, los alcaldes poblanos que resultaron electos el día 1º de julio tomarán posesión de sus cargos y asumirán plena responsabilidad por todo lo que suceda en sus municipios durante los próximos tres años. No es muy inteligente iniciar el día con el pie izquierdo, como no es muy inteligente llegar a un gobierno peleándose con todos, en especial con quienes representan una fuerza de masas que puede ser parte fundamental para solucionar los problemas de aquellos que han sido relegados del progreso por los gobiernos previos. Ése es el caso de Atlixco.
A propósito de la conformación de su nuevo gobierno y la forma en que trabajará durante su administración, el presidente municipal electo de Atlixco, el panista Guillermo Velázquez Gutiérrez, afirmó a una televisora local que “salvo a la exaspirante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y líder de Antorcha Campesina, Hersilia Córdova Morán, el resto de los excontrincantes serán tomados en cuenta para una serie de reuniones en busca de sumar algunas propuestas de campaña”. Más adelante, sin mediar más explicaciones, sostuvo que “es más importante (que tomarla en cuenta) conocer los planes de expansión política de esa organización para los próximos años”. Y remató: “Queremos mantenerlos bajo control”. Muy bien. Vamos por partes.
Cada presidente municipal está en su derecho de estructurar su plan de desarrollo municipal según le dé su propia inteligencia y la de sus adláteres. Eso, desde luego, no se discute. Pero es su obligación, y ahí tampoco hay discusión, velar por el bienestar de sus gobernados, de todos, y buscar, por tanto, lo que más convenga para beneficiar al mayor número de personas posible. Y ahí es en donde comete un error, desde mi punto de vista, el panista Velázquez Gutiérrez.
Él sostiene que no invitará, a diferencia de lo que hará con los demás excandidatos a la alcaldía de Atlixco, a la profesora Hersilia Córdova Morán, líder de nuestra organización en el municipio, a sus reuniones que buscan “sumar algunas propuestas de campaña”, para incorporarlas, supongo, a su plan de trabajo. Guillermo Velázquez no ofrece más argumentos a esta tajante negativa: simplemente dice que no. ¿Están mal las propuestas de campaña de la profesora Hersilia? ¿No sirven para nada? ¿No son representativas de la ciudadanía? Nada de eso responde el flamante acalde electo. ¿A qué se debe, entonces, el tono sectario de su declaración? Probablemente sólo a eso: a una política sectaria, poco meditada, que no es propia de los buenos gobernantes.
Pero es su obligación, dado que habla como futuro representante de miles de ciudadanos, ofrecer algunas razones para dejar fuera de su plan de gobierno a un importante sector de los atlixquenses. Y ahí comete otro error: él piensa que se trata de las propuestas de la profesora Hersilia, como si ella se representara sólo a sí misma y a nadie más. Pero no razona que una parte importante de la ciudadanía votó por ella y que, por tanto, las propuestas que ella lideró representan los intereses de ese sector. ¡No se les puede dejar fuera del plan de gobierno de manera tan infantil! Es más sensato discutirlas, mejorarlas si es necesario y aplicarlas. Lo demás, es berrinche propio de niños y no de políticos audaces e inteligentes.
Sigamos. A Guillermo Velázquez se le hace más interesante “conocer los planes de expansión” de Antorcha en Atlixco. Pero, desde ahora, le decimos: Antorcha no tiene “planes de expansión” ni en Atlixco ni en ningún otro municipio. Puede quedar, el próximo alcalde, tranquilo. Lo que sucede, bien razonado el asunto, es de lo más sencillo y hasta un párvulo lo puede entender: Antorcha es una organización que lucha contra la pobreza; por tanto, si en Atlixco hay pobreza, entonces Antorcha luchará en Atlixco contra la pobreza. Muy simple, ¿a poco no? Y bien: ¿es responsabilidad de Antorcha, entonces, su propio crecimiento? ¡No! ¡O, por lo menos, no del todo! Claro que nosotros reunimos a la gente y le explicamos sus derechos, pero el crecimiento de nuestra organización, incluso la necesidad de un movimiento así, ¡es responsabilidad de quienes no atacan la desigualdad que lacera la vida de los mexicanos! Antorcha crece porque la pobreza crece en México y, en sentido contrario, sus filas se verán diezmadas cuando alguien, un político humanista e inteligente, erradique este cáncer que se expande, ése sí, a velocidades que no conocíamos. ¿Será don Guillermo ese político? Eso ya lo veremos.
Pero, también desde ahora le decimos, sólo combatiendo en serio a la pobreza, llevando a cabo un plan serio y eficaz que la erradique desde sus mismos cimientos, tendrá “bajo control” a Antorcha. ¿Quiere que Antorcha no crezca? Combata la pobreza y la desigualdad. ¿Quiere que Antorcha no luche? Quítele, por la vía de resolverlas, sus banderas. Sólo así y sólo entonces podrán controlar no a Antorcha, sino a la masa de humildes que día con día perviven, a pesar de sus carencias. Querer controlar a nuestra organización por otras vías es violatorio de la Constitución y hacer llamados fascistas a la represión de un movimiento que tiene derecho a existir, en un país de libertades como se autoproclama el nuestro. ¿A esto se refiere don Guillermo? ¡Muy bien! Nosotros sabremos defender el derecho del pueblo mexicano a la organización, que no le quede duda. Si esto es así, se vienen tiempos difíciles, y debemos aprestarnos a sortearlos como siempre lo hemos hecho: con lucha pacífica, inteligencia y sumando más gente a las filas de nuestra organización
De todas formas, no está de más recordar a Guillermo Velázquez lo que Don Quijote le recomendó a Sancho Panza cuando se preparaba para gobernar: “Para ganar la voluntad del pueblo que gobiernas, entre otras has de hacer dos cosas: la una, ser bien criado con todos, aunque esto ya otra vez te lo he dicho; y la otra, procurar la abundancia de los mantenimientos, que no hay cosa que más fatigue el corazón de los pobres que el hambre y la carestía”.
Creo, sinceramente, que el país no está ya para remedos de Franco: las consecuencias de una política así serán desastrozas. Por el contrario, los próximos alcaldes poblanos, el de Atlixco incluido, deberían hacer como dice Cervantes. Es necesario, pues, que nuestra clase política sea más sensible ante los graves problemas por los que atravesamos, es imperante que sume fuerzas con quienes buscamos el progreso de los marginados y es urgente que trabaje, en serio, para abatir la brecha entre ricos y pobres, ahora que aún hay tiempo. Después, ya será muy tarde