Angelina B. Gradas

Atlixco. El concurso de los Aficionados en honor a la Divina Infantita atrae a las familias atlixquenses al zócalo de la ciudad logrando la reconstrucción del tejido social de una forma tan tradicional que los ciudadanos pocas veces perciben que el objetivo se cumple a lo largo de ocho días que dura el evento.

Fue en 1948 que un grupo de habitantes de la ciudad de Atlixco ideó crear un concurso para promover el talento local, pero sobre todo con la intención de recaudar fondos para apoyar a la parroquia de Santa María de la Natividad que alberga a la Divina Infantita.

A lo largo de los 75 años solo se ha suspendido dos ocasiones, la más recientemente fue por la contingencia sanitaria por covid19, la edición del 2020 no se realizó, en cambio la del 2021 se hizo de manera virtual.

Del 31 de agosto al 10 de septiembre, las familias locales, desde el siglo pasado se dan cita desde las seis de la tarde para presenciar los espectáculos previos al concurso en donde cada noche va eliminando y seleccionando a quienes participaran en la final por el primer lugar.

En torno se desarrolla la verbena popular con la venta de antojitos en la calle Constitución; “Atlixquense que no viene por lo menos una noche a cenar aquí, no se puede decir atlixquese, es de ley, los aficionados nuestros más que otras fiestas que promocionan mucho ahora”, comentó Cony Báez quien cenaba esta noche con su pareja en una de las carpas.

Y es que en estos puestos se acaban los cargos, las profesiones y se eliminan las clases sociales porque ex presidente municipal, funcionarios, políticos, músicos, médicos y más llegarán a saborear chalupas, tostadas, ponche, pambazos, aguas frescas, pozole y mole de panza.

No importa si truena y relampaguea, los atlixqueses no faltan a la cita “no es septiembre sin aficionados y no hay aficionados sin lluvias todas las noches, es tradición también venir a empaparse, pero es una de las costumbres más arraigadas entre nosotros, yo vengo con mis sobrinos, mi hermana y mis hijos, ya apartamos nuestras sillas porque nos vamos hasta que acabe el concurso que es de 9 a 11 de la noche”, apuntó Cony.

Además, recordó que el 7 de septiembre del 2017, estaba aquí mismo en la plaza de Armas de Atlixco, bajo la lona disfrutando del concurso cuando se sintió el sismo; “La lona se movió toda, las campanas de la iglesia sonaron sin que nadie las tocará, estaba terminando el concurso que se había alargado un poco más, luego vimos lo que había sucedido en Oaxaca y sin pensar que 12 días después nos tocaría a nosotros ver derrumbada nuestra ciudad”.  

Relató brevemente a este medio de comunicación que el venir a los aficionados es una tradición heredada: “Mi abuela Lala y mi tía Lolita, hermanas ellas, eran devotas de la Divina Infantita, parte de la comunidad de esta parroquia, así que cada año venían a ver el concurso y de ellas aprendimos a estar aquí, las dos ya fallecieron, pero nosotros no faltamos a la cita cada año”, finalizó.