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Huaquechula, Tochimilco y Atlixco tienen tesoros humanos vivos
Angelina B. Gradas
Foto: Angelina B. Gradas
Atlixco. Huaquechula, Tochimilco y este municipio tiene tres de los cinco tesoros humanos vivos de Puebla. Se trata de tres mujeres quienes fueron nombradas de esta forma a través del programa federal pero para el caso de Puebla.
La primera de ellas es Silvestrina Mejía Andrade nativa de la junta auxiliar de Santa Cruz Cuautomatitla. Se trata de una persona que toda su vida ha estado en torno al desarrollo de habilidades tradicionales de su comunidad. Además de que desde muy pequeña adquirió los conocimientos tradicionales de la elaboración de hilos de lana de borregos empleando en esta técnica las escardas y el malacate.
La reseña enviada al gobierno estatal para que fuera considerada como un Tesoro Humano Vivo también señala que Silvestrina sabe extraer tintes naturales, un arte que aprendió de sus padres y abuelos desde muy temprana edad. Y es una de las pocas señoras que dominan el telar de cintura en la región centro oriente del estado de Puebla teniendo el reconocimiento de sus vecinos como la tejedora más longeva de la comunidad. Además de ser una de las cocineras tradicionales de la comunidad, con recetas heredadas de generación en generación.
En Huaquechula la elegida fue Panchita Moreno quien es heredera y portadora de grandes saberes a través de preservar la medicina tradicional, es cantadora, molera y realiza el ritual de la cura de espantos (poner la sombra). Una mujer que ha ayudado a infinidad de personas desde sus habilidades en la realización de rituales.
La tercera es doña Gregoria Rojas, quien vive en la comunidad más cercana al cráter del volcán Popocatépetl, en San Pedro Benito Juárez y es de las mujeres que preservan en Atlixco además de su lengua materna y sus costumbres muy arraigadas el telar de cintura para crear ayates para las cosechas.
Para elaborar estas piezas necesarias en el campo atlixquense la mujer de la tercera edad usa hilo de ixtle, el cual sabe extraer y trabajar hasta convertirlo en una fina hebra para colocarla en el telar.
Además del reconocimiento, recibirán un apoyo económico de 60 mil pesos como forma de poner en valor su trayectoria, así como 15 mil pesos adicionales para llevar a cabo un taller, plática, registro, exposición o demostración que transmita sus conocimientos a las nuevas generaciones.