Una mirada a San Francisco Xochiteopan 8 meses después del sismo

 
El día comienza con varios contratiempos telefónicos, al fin pude reunirme con Itzel, la chica que realizó la colecta de juguetes para los niños de esta comunidad; ella estuvo laborando varios meses en la fundación "Juconi", que apoyaba a los  niños en situaciones vulnerables por el temblor, su trabajo consistió en mantenerlos apartados de la problemática de los adultos, mientras el 80% del pueblo se encontraba en ruinas por el temblor del 19 de septiembre de 2018.
 
Así que iba a conocer por primera vez, el famoso Xochiteopan, dónde varios de mis conocidos habían ido a ofrecer ayuda, dónde en enero también se llevaron juguetes de reyes con la aportación de extranjeros y mexicanos, dónde tenía la curiosidad de conocer la iglesia que me mostraba la web como un caso perdido, un monumento que al pasar de los meses resiste hasta donde puede el clima y al cual el apego del pueblo ha llevado a traer a 4 arquitectos porque es imposible que el pueblo permita que sea demolida.
Iniciamos el viaje en "Doris", un carrito azul 2002 al que le suena la cajuela de manera peculiar, y al que el asiento del copiloto se le estira a su máximo, indicando que el acompañante usual es mucho más grande que yo.
 
Tomamos la desviación por el camino de siempre hacia Axocopan - Coyula y Tochimilco, después de este punto, el paisaje comienza a tomar otras características, la tierra se vuelve árida, el clima más cálido, las piedras parecen tiradas como al descuido en el paisaje, muchas golondrinas  han hecho su nido en los cortes de los cerros y a lo lejos en el cerrito de adelante, paralelo a la salida de la autopista a Cuautla, se puede apreciar el color amarillo de la iglesia del Pueblo.
 
Conforme nos vamos acercando, siento nuevamente la ansiedad de los meses pasado al temblor, el ver las ruinas apuntaladas de la iglesia me deja sin palabras, es una sensación incómoda y que me altera, nos paramos justo detrás de la iglesia, a un ladito de los múltiples polines que intentan detener el adobe húmedo y frágil, donde hasta las ventanas han decidido saltar y en ese just momento también fueron aprisionadas para seguir formando la impresionante estructura.
 
Nos reciben "El Chapo" y Ximena, abrazan con mucho cariño a Itzel, mientras les damos los buenos dias a un grupo de hombres que construyen los cimientos de una barda otrora de adobe, ahora con piedras volcánicas y grandes; Xime me pregunta cómo me llamo y su abuelita nos da los buenos días, mientras terminamos de saludar, Xime le da la mano a Itzel y nos lleva con mucha emoción a ver a sus animalitos: Vacas, caballos, gatos... el "botijas" es una cruza de sabueso, flaco y amarillo, sepa a que le viene el nombre, permanece hechado entre el camino y los cimientos de la barda; hay un montón de leña junto al corral mientras un caballo está amarrado al árbol que se encuentra a un lado. Acaricio al gato y escucho que tienen garrapatas... Xime y el Chapo nos dicen que nos metamos al corral (cosa que obviamente no hicimos), dónde aproximadamente hay unas 30 vacas con sus becerros y algunos toros, al vernos se dirigen al unísono a dónde estamos, cosa que nos extraña, sólo para descubrir unos minutos mas tarde, que era su hora de salir a pastar y se alejan libremente, sin apartarse unas de las otras.
 
Xime es una niña increíblemente vivaracha y el "Chapito" parece de mayor edad cuando hablas con él, ojos grandes y llenos de vida, bien listillo y bien despierto; le pregunto a la Abuelita porqué le dicen "Chapo" y me cuenta que antes de que temblara, por más bardas, trabas, puertas y cosas que le pusiera al niño para que no se saliera de la casa, cuando se daba cuenta ya se le había ido, tan famoso que pasan los vecinos y lo saludan como "Chapo" tengo tan mala memoria que se me olvida su nombre en un instante y me quedo con su Alias, le vuelvo a preguntar a Xime como se llama y me regaña como si me conociera de toda la vida "Ya te dije como me llamo, se enoja, Ximenaaaaaa!!!".
 
Esta familia (de la que nunca supe los apellidos) vive frente a la presidencia municipal, la cual todavía tiene los escombros de la iglesia invadiendo su espacio, además de cuarteaduras en su estructura con impresionantes "x", no me imagino la impresión del ruido y los escombros que les caían de la capilla mientras su misma casa, hecha de adobe, se les venía encima.
La abuelita nos ofrece un "taquito" de frijoles con un poquito de molito y agua para café mientras los chiquillos comen las golosinas que trajimos y juegan con los juguetes que les acabamos de entregar, Xime, se entretiene mucho con una barra de plastilina que también donaron...las cosas se arremolinan en un rincón hacia el interior de la vivienda, al final hay una cama, un ropero y una cortina que separa la estufa y la mesa para comer de ese espacio íntimo; en la parte de afuera de la casa, hay tambos en lugar de un tanque y una mesa en lugar de un lavadero, el agua que resbala de la mesa hace un charco que se convierte en un poco de lodo a falta de drenaje, eso sí, hay jabón antibacterial y agua limpia para asearse, y ropa enjabonada lista para ser enguajada, porque eso si, no hay pretextos para estar limpios.
 
El almuerzo estuvo delicioso,de ahí Itzel se va a buscar a los niños mientras nosotros nos quedamos en el rayo del sol a hacer unos pequeños aguinaldos con unas bolsas que trae Xime, comienzan a llegar y comenzamos a repartir, Itzel regresa y me pregunta si ya heché un vistazo, pregunto si puedo pasar al interior del patio de la presidencia municipal y los escombros de la iglesia marcan un límite impresionante y a la vez difuso con el patio de la iglesia, conforme me acerco, me sorprende increíblemente, que los pobladores se nieguen a tirarla, doy un paso para fotografias lo más amplio posible la zona de desastre y me hundo en un pedazo de techo de barro cocido, se desbarata como pan, cruje y se desploma en el montículo de despojos, me sigo preguntando ¿cómo piensan salvar esa estructura? hay una pequeña lona tratando de cubrir lo que queda del "techo" si la dejan así, las lluvias que ya han comenzado darán paso a lo inevitable... aunque justo a un lado ya ha sido terminada la nueva capilla.
Escucho voces, y regreso a la realidad, ya hay concurrencia llevándose los juguetes y las golosinas, "la calor" está muy fuerte y en cuanto reciben su regalo desaparecen, ya quedan pocos juguetes pero todavía faltan algunos otros niños, ya ha pasado un buen rato y pronto tendremos que regresar, así que  mientras, pido permiso al tío de los niños para que me lleven a dar una vuelta en la cuadra, El Chapo también quiere ir, y aunque no parece hacerle mucha gracia al tío, les permite ir conmigo, otras personas pasan con niños y Xime me cuenta que ya habían pasado por juguetes y hay que tener cuidado que no haya "tramposos" pues  que para recibir doble, algunos van a su casa, se cambian y se ponen gorra o sombrero para que los voluntarios no se den cuenta (porqué somos así?), cosa que ya habían hecho.
Le pregunto al Chapito dónde estaba el día del temblor, me cuenta que el estaba durmiendo cuando escuchó el "viento" de temblor, y que cuando despertó su mamá lo estaba sacando de la cama y que cayeron unas piedras en la espalda que la lastimaron, le pregunto si su mamá ya está bien y me dicen él y Xime que si.
 
XIme me cuenta que estaba en la escuela, y que salió corriendo, que una vecina la agarró cuando iba pasando por la iglesia y que ella se le zafó porque quería ver como estaba su familia, pero que cuando llegó a la esquina de su casa, todo estaba lleno de "Humadera" y su casa ya se había caído.
 
Ahora su casa tiene una pared de block, al igual que la casa que están construyendo en la esquina y hacia la parte que sube al cerro, dónde no quedó nada en pie, quedamos de frente a la entrada de la iglesia y me cuentan que había gente en misa a esa hora, pero que nadie murió aunque hubo gente a la que le cayó el escombro, el chapito me cuenta impresionado que una señora tenia "un agujero" en la cabeza, seguimos dando la vuelta a la cuadra y todavía se pueden apreciar restos de casas "provisionales" hechas con triplay, el camino de terracería marca las esquinas con casas de block, y aunque la parte dañada está cerro arriba, las secuelas de estrés postraumático en mi inconsciente le niegan la movilidad a mis piernas y la retornan a donde Itzel ya se encuentra recogiendo las bolsas vacías. 
Después de una asoleada no apta para mi piel de anciana, nos despedimos, hace muchísimo calor, le damos las gracias al tío del chapo y de los señores, hacemos entrega del material escolar para que las maestras les den un buen uso, abrazo a Xime y al Chapo, aunque se resisten a pesar de la familiaridad que demostraban, el calor ya es demasiado intenso, saludamos al presidente municipal quién nos pide que dejemos a unos chicos que vienen desde Amozoc a construir casas.
 
El camino de regreso se me hace tan largo que llega un momento en que me desubico, no tengo ni noción de que comunidades pudieran estar después de Xochiteopan, sólo sé que estamos cerca de las faldas del volcán, los chicos bromean con nuestra edad cuando alcanzamos la combi que acostumbran tomar nos piden bajar, hemos llegado al punto donde me reuní con Itzel, estoy demasiado acalorada solo para darme cuenta más tarde que tengo complettamente quemada la piel. 
 
Me pregunto porque nos aferramos a las cosas, aún cuando son insalvables.
Los humanos somos complicados, aún así, haber conocido a Xime y el Chapo, fué una experiencia que me llena de alegría. 

 

 

 

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