La joya de Huaquechula
Texto y Fotos: Angelina Bueno Gradas
Reportaje Especial
Al llegar a Huaquechula uno se encuentra con una gran barda que protege el tesoro más preciado de esta comunidad ubicada al sur del estado de Puebla: el ex convento Franciscano dedicado a San Martín por la fecha en que fue conquistado: el 11 de noviembre de 1520.
La construcción abarca una manzana completa que se estima en cuatro hectáreas de las cuales cerca del 50 por ciento se destinó al atrio y el resto está distribuido entre el templo, la casa conventual y el huerto.
La historia relatada por Silverio Reyes, director de Cultura y Turismo del municipio de Huaquechula, y también secretario del Comité Pro-reconstrucción del Convento Franciscano, indica que antes de la llegada de los españoles a esta zona del territorio mexicano se percataron de que ‘Huaquecholan’, como era conocido en aquellos tiempos, congregaba una gran cantidad de indígenas, quizá unos 9 mil habitantes, y en algunos momentos de la evangelización la cifra logró llegar hasta 16 mil bautizados en ese convento Franciscano. Por eso fue necesario rodear con muros altos y fuertes el convento debido a las sublevaciones constantes de los indígenas en el proceso de la evangelización
Hernán Cortes describe en una de sus cartas su llegada a Huaquecholan de la siguiente manera: “Es una ciudad amurallada protegida por más de 30 mil guerreros”, y refiere que en plena conquista son más de 100 mil muertos entre aliados que traía el español y los que defendían ese territorio. El español en su misiva relata que entró en una ciudad de 6 mil habitantes, misma que compara con el entonces señorío de Izúcar, hoy Izúcar de Matamoros.
Menciona Cortés en su redacción casas construidas y fortalezas de los cuatro señores de Huaquecholan, e indica cómo estaba la traza de la ciudad para cuando se construye el convento. De hecho el mapa circular, que se encuentra en la biblioteca principal de Viena, Austria, apunta cómo los franciscanos finalmente ayudaron a poner orden en ese lugar. Hoy las calles son amplias y anchas porque ellos pretendían que Huaquecholan fuera más grande. Al mismo tiempo los archivos que existen en Atlixco dicen que en 1570 la cabecera de Huaquecholan era de 9 mil habitantes, pero hoy es de 3 mil, comentó Silverio Reyes.
Para construir el edificio conventual en su totalidad se tomó en cuenta que debería tener un abastecimiento de agua importante, y pensaron en el volcán Popocatépetl como el responsable de suministrar ese líquido para el convento y después distribuirlo en la comunidad. “Por ejemplo, el río seco de los Colibrís, ubicado a la entrada de este municipio, realmente traía agua durante todo el año desde el volcán. El cauce se estanca en un jagüey, en el norte del pueblo, desde donde se distribuía agua a todos los huertos.
Empecemos a entender por qué construir un convento en un lugar como Huaquechula, de mediana estructura y alejado hoy de las ciudades formales, y la explicación es sencilla: se debe a la función original de los conventos usados el proceso de la evangelización. Es decir, se levantan donde había más cantidad de indígenas para evangelizar y Huaquecholan contaba con ellos, relató el funcionario.
Silverio Reyes comenta que a la llegada de Fray Juan Alameda comienza la división de los pueblos, en 1529, y arranca la construcción de conventos en los principales asentamientos indígenas, sobre todo donde había mucha gente: Calpan, Tochimilco y Huaquechula. Es sorprendente mencionar que en aquel entonces Atlixco no se tomaba como un asentamiento importante porque era un territorio de paso que “nadie quería”.
Así se levantan en estos lugares cinco conventos franciscanos que forman parte de la llamada Provincia del Santo Evangelio. Y es fácil detectar que tienen la misma tipología ya que están hechos bajo el mismo esquema. En el caso específico de Huaquechula, la primera etapa de construcción termina en 1531 y la segunda en1542 para concluirse en 1569.
El edificio conventual en su totalidad estaba formado, junto a la iglesia, por la capilla abierta y por el espacio de los huertos, área que en todos los conventos de México jugó un papel importante para la gastronomía actual del país ya que sirvió como lugar para ‘tropicalizar’ plantas y frutas europeas.
El estilo del ex Convento Franciscano de Huaquecholan, menciona el funcionario, es un caso particular ya que primero es plateresco, adornado en la fachada principal con granados. El convento amurallado contaba con tres entradas: la principal al centro y frente a la puerta de entrada al templo, otra al norte y una al sur.
Hoy sólo se cuenta con dos: la principal y la del lado norte ya que la del sur fue clausurada porque daba paso al panteón con el que contaban todos los templos Franciscanos. En la época de la Reforma, cuando muchos de los bienes fueron retirados al clero, este espacio que correspondía al cementerio fue entregado a las autoridades locales y ahí están las canchas deportivas del municipio.
La entrada de nuestra iglesia, y en la capilla abierta, se encuentra una bóveda con detalles góticos, y al mismo tiempo se puede apreciar un estilo churrigueresco con columnas salomónicas debido a varias intervenciones eventuales, señaló Silverio Reyes.
En este convento se encuentran también pinturas al fresco de finales del siglo XVI mandada a hacer por los padres ‘recolectos’ que estuvieron en el lugar. Aparece de igual manera el arte ‘Tequit´ que marca notablemente la influencia prehispánica. “Esto se debe a que los planos oficiales eran traídos por los sacerdotes que contrataban gente de la comunidad para hacer los trabajos, y así el escudo franciscanos tiene cinco llagas, racimos de uvas de acuerdo a la iconografía cristiana; pero para los indígenas eran círculos concéntricos en representación de los sagrado y por eso tallaron plumas en representación de su ídolo: la serpiente emplumada”.
Y hablando de la serpiente emplumada, en aquellos tiempos la gente -antes de la llegada de los españoles- adoraba a la serpiente emplumada y hacían sacrificios humanos. Pero para el cristiano la serpiente es el demonio y los sacrificios humanos era algo que estaba en contra de las creencias. De tal forma se establecen reglas: la entrada al templo de Huaquecholan se limita a las personas bautizadas, todos los demás no tenía derecho a entrar, de tal manera que en la nueva España es una de las cosas importante que marcan la construcción del templo y la evangelización.
Cuando vemos un atrio con las dimensiones como en Huaquechula, cuenta el entrevistado, refiere la importancia del tamaño de población que tenían que evangelizar. Justamente en 1520 empieza ese proceso en una etapa primaria, y en 1531 arrancan los trabajos del convento, necesarios por la cantidad de gente.
UNA EVANGELIZACIÓN PREHISPÁNICA
“Los cronistas relatan que de 1520 a 1530 el proceso de evangelización iba a cuenta gotas; pero en 1531 pasó algo muy importante: la aparición de la virgen de Guadalupe que los indígenas vislumbraron más como una cuestión calendárica, como un códice e incluso supieron interpretar los símbolos que traía esta virgen”, menciona Silverio Reyes.
Con esa revelación ‘divina’ en el cerro del Tepeyac, dijo, era tanta la gente que quería pasar por el proceso de evangelización que cierran una gran parte de los templos de la Nueva España porque no podían bautizar a todos aquellos que no sabían el padre nuestro, el credo y menos podían persignarse. Sin embargo, hubo dos lugares franciscanos donde no se respetó esa decisión y uno es el templo de San Martín en el señorío de Huaquecholan.
Citando al antropólogo Eduardo Merlo, Silverio Reyes señaló que para que los franciscanos pudieran ganar votos, tuvieron que cambiar estrategias basados en que los indígenas tenían un calendario agrícola y éste se dividió en dos: el de los días de abundancia y los días de descanso. El primero iniciaba en Mayo y terminaba en Noviembre. Huaquechula era una fortaleza en el tema religioso en la época prehispánica, pero a partir del siglo XV se consolida con la presencia de los Franciscanos.
EL MUNDO DESCRUBRE HUAQUECHULA Y SU CONVENTO
Cerca de 1965 Manuel Tousan, escritor y crítico de arte, decide salir en la búsqueda de Huaquecholan, y así sucede el segundo descubrimiento de esta tierra. Relata esta historia en un artículo nombrado ‘Se salva otra esquina de México’ y que fue publicado posteriormente en uno de los diarios de mayor circulación en aquellos tiempos en México.
Cita que llegar a Huaquechula era casi inaccesible ya que había estrechos caminos de terracería. Narró que visitó varias localidades como Cacaloxúchilt y afirma que “nos hemos encontrado a un hombre a caballo y a otro en burro y al del burro les hemos preguntado: ¿qué tan lejos esta Huaquechula? y nos dice que está muy cerca. A mí me espanta que uno de los pedruscos deje parado nuestro coche”.
Y completó: “Huaquechula cuántos tumbos me cuestas, juro nunca volver a regresar sí es que logro llegar”. Luego comentó: “hemos llegado a Huaquechula y tenemos hambre de arte y de viandas, pero es más el hambre de arte que hemos entrado inmediatamente al convento… cuánto ganaría el convento de Huaquechula desapareciendo los agregados”, refiriéndose a que muchos de los conventos portan lo que son las torres que no son originales de siglo XVI. Luego enfatizó Manuel Tousan que Huaquechula tiene gran arte dentro del mismo convento.
“Y ahí tenemos un retablo del siglo XVI”. Habló también de la puerta tallada y que es única. “Es la mejor pieza que hemos encontrado, y sobre todo la iconografía que le ponen: la del juicio final. Sin olvidar el pulpito, único en todo México, ya que la mayoría fueron hechos en madera, pero en el caso de Huaquechula es tallado en barro con influencias totalmente prehispánica.
A partir de 1964 se abre la puerta turística del municipio. “Empiezan a llegar todo tipo de gente. Posteriormente artículos como la escritora londinense Cloes Sayen hablan más de Huaquechula, en específico de las tradiciones que son arraigadas a la cuestión religiosa”.
ENTRE EL SAQUEO Y LA IGNORANCIA
Esa promoción generó que llegará mucha gente a Huaquechula y desde luego al convento. “Fueron muchas personas, en la década de los 60, que sólo hizo daño al patrimonio sacro con el que se contaba hasta entonces”.
Debido a lo anterior, en el año 2012 se creó el Comité Pro Reconstrucción del Convento del cual Silverio Reyes es hoy el actual Secretario. Dicho grupo está conformado por 21 personas representantes de los diversos sectores que tienen que ver con el convento, tales como los adoradores nocturnos, las carmelitas, los encargados de la Semana Santa y las Mayordomías entre otros.
“Hicimos un inventario porque en el 2001 tuvimos la desgracia de que personajes ajenos al pueblo, pero conocedores del valor de las piezas que había en el ex Convento, dañaron el patrimonio de la iglesia con intenciones del lucro. Por ejemplo, en 2010 fueron 14 piezas extraídas por la noche. Don Gonzalo, el sacristán con más de 40 años, comentó que con el paso del tiempo se han perdido muchas piezas y desafortunadamente no hay datos exactos de cómo ocurrió”, mencionó.
El daño más grave al convento de Huaquechula, comentó el entrevistado, es la presunta restauración de los santos, las imágenes y demás cosas de la iglesia ya que no siempre lo hacen de la manera adecuada.
“Meses atrás entrabamos al convento y lo veíamos muy oscuro, y en efecto, había grietas, deslaves de lluvia y polvo. Una de las propuestas del comité fue pintar, y en ese contexto queríamos embellecer el interior del templo pero el desconocimiento nos llevó a deteriorarlo más. Afortunadamente tuvimos una capacitación de la Coordinación de Conservación del Patrimonio Cultural y ellos nos hicieron saber el método correcto para este rescate”, aseguró el secretario del comité.
Antes, narró, sí una imagen se dañaba recurrían al carpintero y en el caso de este convento sucedió con dos o tres pieza. “El trabajo del carpintero era tallar la pintura original para poner una pieza nueva y sin querer rompemos con algo histórico del siglo XVI o XVIII. Cuando vienen la Coordinación de Conservación te abren realmente la mente y te das cuenta de cuál es el valor que te han heredado… ahora la pieza sale en 4 o 5 mil pesos por ser originales: cedro rojo que no había en la región o de mezquite, la madera más resistente”.
El secretario aseguró que en Huaquechula se cuenta con una gran cantidad de imágenes religiosas, pero muchas de ellas no están expuestas al público porque se encuentran en un deterioro muy importante. “La plaga de la termita está muy avanzada, y colocarlas en el templo puede ocasionar dos tipos de daños: el material y el físico porque mucha gente les cuelga milagros a la ropa de los santos y sin querer puede caerse. Muchas de estas obras están resguardadas por el comité y por el sacristán en espera de un proyecto de restauración. Hoy es más caro reconstruir que construir”.
A lo anterior se suman daños severos generados por sismos, tal y como sucede a muchas de las construcciones coloniales, y el último fue en 1999 cuando ocurrió un pequeño colapso en la torre que hoy tiene placas de metal que sostienen los arcos para evitar se venga abajo.
AL RESCATE DEL CONVENTO
Hoy el ex Convento está en plena restauración. “En 2001 con el consenso entre INAH y la comunidad se restauró el retablo por primera vez con una inversión de 2 millones 249 mil pesos. Es una pieza del siglo XVI y del año 1570 tallado en madera con nichos y el principal de San Martín”.
“Al hacerse la restauración se arrojaron datos importantes de San Martín: que es el patrono del pueblo. De frente se ve sencillo y bello, pero cuando lo bajaron descubrieron que se trata de un tronco de árbol y sobre él hicieron talla de esta imagen. Otro dato que asombra es la presencia de óleos de Cristóbal de Villalpando, uno de los pintores mexicanos más fecundos de la nueva España. El retablo no se restauró por una gestión pública o por el comité, lo hizo el propio director general del INAH porque Cristóbal de Villalpando al ser un personaje muy reconocido en la Nueva España hizo sus grandes obras en la ciudad de México, pero curiosamente sus inicios están en Huaquechula”, señaló Silverio Reyes.
Dicen algunas publicaciones que el retablo de Huaquechula de 1675 consta de 16 lienzos y se considera la primera obra de Villalpando. “En realidad son 18 lienzos y de ellos solamente uno presenta la firma original de este personaje. Cuando se hizo el proceso de restauración, sorprendió que las técnicas de aquellos tiempos era la talla directa en la madera, después la base blanca y encima colocaban los pigmentos que eran generalmente colores dorados”
En el caso del lienzo denominado ‘Los Desposorios de María y José’, relató Silverio Reyes, al realizarle las pruebas radiográficas se dieron cuenta que no era únicamente un lienzo sino tres. El lienzo de en medio, si lo giramos al revés, era una virgen María sentada en su trono.
Otro dato importante durante la intervención en el retablo que se tuvo en el año 1886 a cargo de Antonio de Pauda García fue que además de que se cree que en ese momento fue cuando se le tiño de blanco debido que era la moda Antonio Pauda se autorretrata en uno de los santos; “ al lado de los desposorios de José y María, se encuentra uno de los santos franciscanos San Antonio de Pascua, cuando le hacen la prueba de la radiografía resulta ser que el santo original era anciano y el de ahora es joven , los expertos creen que el artista se auto retrato en el santo que lleva su nombre, entonces son unas de las curiosidades que nos van dejando”, relató.
En 2014 le correspondió el turno a la puerta principal, se trata de un portón amplio de cuatro metros de altura con dos puertas pequeñas de acceso laterales, cuando vino la Coordinación, se buscó el apoyo con el presidente anterior para que se lograra la recuperación de esta pieza pero no se concretó. En el 2014 se tiene que cambiar una puertecilla lateral con mayor avance de la termina y tres maderos de las puertas principales, al hacer ese cambio de madera de cedro rojo que implica una limpieza física, rellenado, fumigación, inyección por nebulosa lo que marcaba un costo de 400 mil pesos.
En referencia a la participación indiscutible del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) el funcionario comento que hubo una época, específicamente después del temblor de 1999 en la que la dependencia no gozaba de buena fama entre los habitantes de Huaquechula ya que aseguraban que los trabajadores eran quienes se robaban las piezas, de tal forma que la misma comunidad impidió que el INAH tuviera acceso hasta físico al templo.
Sin embargo tras la conformación del Comité se lograron acuerdos y de esta forma el INAH intervino en la parte del monasterio convirtiendo la casa conventual en un museo que hoy está abierto al público y contiene piezas de arte sacro y piezas prehispánicas.
En este 2016 inicio la restauración de la bóveda por parte de la Coordinación de Restauración del Patrimonio Cultural, se trata de un proyecto que se gestionó desde hace tres años. El proceso consistía de un inicio en despintar un color gris que se le había puesto para que salga el color de la cantera y el resto de la bóveda se encalaría de blanco como deber haber sido original. Pero cuando se empieza la limpieza de los arcos, la sillería simulaba piedras y se detectaron pinturas en los marcos de las ventanas lo que elevo el costo del rescate a 750 mil pesos porque ahora se incluyen la bóveda general y cuatro pequeñas bóvedas, pero solo se ha avanzado el 40 por ciento del proyecto. Para Julio se pretende se dé seguimiento a la segunda etapa del rescate de la bóveda.
Además de esto se tiene en miras la restauración de la imagen del señor Padre Jesús con un costo de 35 mil pesos para lo que ya se comenzó la recaudación fondos. De igual manera en conjunto con el gobierno del municipio se ha proyectado la restauración de la fachada original, entre las que está incluida quitar el color azul a las torres para dejarlas como originalmente fueron construidas.
LA RUTA DE LOS VOLCANES UN ANHELO DEL CONVENTO HUAQUECHULENSE
Existe la llamada Ruta de los Volcanes la cual conecta turísticamente a los estados de Puebla y Morelos a través de la existencia de los conventos Franciscanos, pero para el caso de Huaquechula y pese a contar con los requerimientos de arte religioso no fue incluida por ello, se esta en la búsqueda de que sea tomada en cuenta para esta ruta.
“Hace algunos años nos visitaba Eugenio Cinert del INAH Morelos y dijo refiriéndose a los huaquechulense; ‘ustedes tiene un convento muy hermoso ni en Morelos lo hay. Estamos viendo la posibilidad de que la ruta de los volcanes de 14 se agrande a 16 tenemos que meter dos más y curiosamente pensamos en Huaquechula, y nosotros queremos hacerlo sobre todo por la cercanía que tiene ustedes dentro de la misma ruta, porque tenemos la 11 de Morelos 3 de Puebla, sin embargo dentro de la misma ruta debería entrar Huaquechula por la conservación del inmueble en Morelos hay más alejados y que están en la ruta. Esos conventos son patrimonio cultural de la humanidad” señalo Silverio Reyes.
Se dijo convencido de que esto significaría un reflector más para es te municipio, así como lograr que se denomine el Exconvento como patrimonio cultural de la humanidad y con ello poder acceder a mayores recursos para su conservación.
NOTA: Este reportaje fue escrito en el 2016. Hoy el exconvento se encuentra cerrado tras el sismo del 19 de sepetiembre del 2017.