Axocopan, del agua agria

La Magdalena Axocopan en Atlixco, es un sitio en donde lo natural fluye por sus acequias entre calles, casas y avenidas, entre la tradición y la novedad, así se vive en esta comunidad ubicada al poniente del municipio -a unos 35 kilómetros de la capital- alimentada por su fe y su manantial de agua mineral. Axocopan significa “lugar de agua agria”.

Para llegar podría uno seguir sencillamente la ruta del agua, aunque oficialmente se debe tomar la Vía Atlixcayotl, después se toma la autopista Siglo XXI, descendiendo en el entronque a Metepec para tomar la carretera a Atlixco y poco antes de llegar a la ciudad se encuentra la entrada a La Magdalena Axocopan.

Cerca del centro de la comunidad se encuentra el manantial de agua agria y medicinal. Cuentan los abuelos del lugar que sus ancestros, los que vivieron entre los años 1600 y 1700, hacían rituales prehispánicos aún entorno a esas aguas, pero que cuando fueron descubiertos por los sacerdotes encargados del curato de Atlixco, fueron castigados a latigazos y penitencias difíciles, por su sacrilegio, además para que sirvieran de ejemplo al resto de los habitantes del lugar.

 

Posteriormente, y pese a esta experiencia, la fama de milagrosas y medicinales no dejó de atribuírsele a las aguas que nacen en esas tierras. Por eso, en 1889 el químico Bibiano Carrasco analizó y recomendó las aguas de Axocopan para enfermedades del estómago, riñones, hígado, artritis, neurastenia, gota y diabetes; el modo de uso era bebiéndola o como baño para calmar las dolencias, a decir de las historias que cuentan los habitantes, realmente tienen el efecto mencionado.

 

Otro uso que se le dio a éstas fue embotellarla debido a su gran similitud mineral con el líquido de Tehuacán. Por esa razón una compañía del ramo decidió instalar una pequeña embotelladora muy cerca del manantial, pero debido a la desorganización en cuanto a la propiedad del lugar, se fue  para beneficio de los habitantes quienes finalmente y hasta el día de hoy, la dejan correr no sin antes llenar las positas y albercas del balneario del lugar.

 

De esta forma el agua helada, cristalina y agria ahora puede ser disfrutada por propios y extraños en un entorno natural, rodeado de vegetación en la parte más cercana al manantial, el que por cierto actualmente está cercado, ya que hasta hace 20 años la gente podía beber el agua directamente de donde brotaba, bastaba con acercar la boca al remolino burbujeante que en el suelo existía.

 

Hoy para protegerla de la contaminación, el manantial quedó cercado con una distancia en promedio de dos metros; pasada esa distancia, el agua se disfruta sumergiéndose en ella, chapoteando, sintiendo su caída en alguna de las albercas o más lejos del manantial y del balneario en las  acequias para refrescarse el día, bañarse o hasta lavar la ropa, que son los usos más comunes que la gente del pueblo le da.

Por: Angelina Bueno Gradas

 

La Magdalena Axocopan en Atlixco, es un sitio en donde lo natural fluye por sus acequias entre calles, casas y avenidas, entre la tradición y la novedad, así se vive en esta comunidad ubicada al poniente del municipio -a unos 35 kilómetros de la capital- alimentada por su fe y su manantial de agua mineral. Axocopan significa “lugar de agua agria”.

Para llegar podría uno seguir sencillamente la ruta del agua, aunque oficialmente se debe tomar la Vía Atlixcayotl, después se toma la autopista Siglo XXI, descendiendo en el entronque a Metepec para tomar la carretera a Atlixco y poco antes de llegar a la ciudad se encuentra la entrada a La Magdalena Axocopan.

Cerca del centro de la comunidad se encuentra el manantial de agua agria y medicinal. Cuentan los abuelos del lugar que sus ancestros, los que vivieron entre los años 1600 y 1700, hacían rituales prehispánicos aún entorno a esas aguas, pero que cuando fueron descubiertos por los sacerdotes encargados del curato de Atlixco, fueron castigados a latigazos y penitencias difíciles, por su sacrilegio, además para que sirvieran de ejemplo al resto de los habitantes del lugar.

 

Posteriormente, y pese a esta experiencia, la fama de milagrosas y medicinales no dejó de atribuírsele a las aguas que nacen en esas tierras. Por eso, en 1889 el químico Bibiano Carrasco analizó y recomendó las aguas de Axocopan para enfermedades del estómago, riñones, hígado, artritis, neurastenia, gota y diabetes; el modo de uso era bebiéndola o como baño para calmar las dolencias, a decir de las historias que cuentan los habitantes, realmente tienen el efecto mencionado.

 

Otro uso que se le dio a éstas fue embotellarla debido a su gran similitud mineral con el líquido de Tehuacán. Por esa razón una compañía del ramo decidió instalar una pequeña embotelladora muy cerca del manantial, pero debido a la desorganización en cuanto a la propiedad del lugar, se fue  para beneficio de los habitantes quienes finalmente y hasta el día de hoy, la dejan correr no sin antes llenar las positas y albercas del balneario del lugar.

 

De esta forma el agua helada, cristalina y agria ahora puede ser disfrutada por propios y extraños en un entorno natural, rodeado de vegetación en la parte más cercana al manantial, el que por cierto actualmente está cercado, ya que hasta hace 20 años la gente podía beber el agua directamente de donde brotaba, bastaba con acercar la boca al remolino burbujeante que en el suelo existía.

 

Hoy para protegerla de la contaminación, el manantial quedó cercado con una distancia en promedio de dos metros; pasada esa distancia, el agua se disfruta sumergiéndose en ella, chapoteando, sintiendo su caída en alguna de las albercas o más lejos del manantial y del balneario en las  acequias para refrescarse el día, bañarse o hasta lavar la ropa, que son los usos más comunes que la gente del pueblo le da.

 

 

 

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